Por Juan Tomás Valenzuela
Lo que dijo el presidente
ante el consejo del FIDA
es que aquí abunda comida
para todita la gente.
Que él suple, básicamente
la canasta familiar.
Y que aquí, en este solar,
nadie se acuesta sin cena,
nomás Peralta, Marchena
y el senador distrital.
Bajó la pobreza extrema,
que andaba en un 10 %,
a solo un grupo de hambrientos
que ya no son un problema.
Conforme a un simple teorema
que fue a exponer a la FAO,
con la ayuda de João,
su mentor, líder y guía,
se elaboró una teoría
para que no falte el chao.
Dos punto nueve %
de algo más de 10 millones,
son 300 mil guasones
que aún no consiguen sustento.
Pero desde que entre un viento
como el préstamo de China,
se va a repartir harina
por toditos los rincones
y todos los pobretones
podrán salir de la ruina.
De acuerdo a la ejecutoria
de las visitas sorpresas,
el envío de remesas
podría pasar a la historia.
Si basado en la aleatoria
aparición a un conuco,
este protervo maluco
va a desarrollar el agro,
aquí hará falta un milagro
pa’develar ese truco.
Si el pobre es un 10 %
y él sacó un millón y medio,
¿Cómo es que dá ese promedio
que él usa en sus argumentos?
Si él cree que haciéndole cuentos
a los del FIDA y la FAO,
va a ponerse otro virao
en el próximo torneo,
yo lo estoy viendo más feo
que a la Woman del Callao.
Juan de los Palotes
17 febrero 2019